jueves, 24 de abril de 2008

A Pablo...


Ya lo sabes…
Me eres único al final del día.
Por ser cazador de montañas,
las mías,
que antes espiabas ahora te son limpias…
Por al juego perverso haber dejado,
por ahora jugar tus embriagantes líneas.

La mañana me llegó dormida.
Dejando en sueños perversos
lo de escoger algo que no fuera tu sonrisa.
Sabes ya la hora me pinta una mano ajena.
Una mano que al besar la ha hecho mía.
Así serán las ganas,
De tenerte de dejarte de volverte de abrazarte.

Ya lo sabes…
Me eres alto en la visibilidad distinta.
Escribe ahora entonces una palabra a los tantos olvidados,
esos que confunden por el ego que me juega desdeñado.
Se me irán en la caminata manchando un pasado.
Mientras tu vas caminando a mi lado,
escribiendo una mano distinta que será presagio.
Por detenerme y no por mis piernas carcomer en engaños.
Por ser en silencio un detalle de pianos,
de manos sudadas,
de nervios pasionales que había olvidado.

Ya lo sabes…
Me eres único al final del día.
por ser poseedor,
de un corazón que te entrega
poemas cerrados.

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