

Haré una cita a media luna, así podré disfrazar de noche mientras pretendemos no saber nuestros nombres. Perderás tu vida en mi olor a casualidad y lo nuestro será entonces una cita a ciegas, que no nos pierda los nervios de la primera vez…porque así te quiero siempre en una oscuridad tan mía.
Te contaré entonces como desnude hoy mis piernas, como puse aquellos mis tacones azules y salí por unos cigarrillos como siempre lo hago, siendo objeto de deseo, siendo yo la pura maldita envidia.
Te pensé… hoy soy distinta.
Ya han usado mi cabeza como un revolver... así en un sueño en donde yo era crucificada en mi pared y de latigazos me entristecían el proceso, no hubo evoqué, así prensada, frustrada, sin lugar de existencia... aquella al verme desmayaba. Se me veían por las manos los grandes clavos chorreando poca sangre, a mi alrededor ya toda había sido consumida. Por el deseo ajeno, por la tristeza de aquella que iba con su niña. Y quise llorar.
Me fue una caminata sin sentido, larga y tendida.
Ahogada le vi, como sentían mi cuerpo con sus miradas, así fui sólo un cuerpo, sin vida, sin letras ni palabras. Me han vaciado la necesidad ególatra que me daba vida. Fui por segunda ves mujer violada.
Ya no le da.
Por eso hoy le juego a la desconocida, a esa de los disfraces convencionales, a una que ya no es Celeste en tacones lejanos. Le tiraré el miedo a mis piernas que antes agradecía, a mi cara hermosa que en cualquier momento utilizaba por la ventaja del abroche, jugaré ya nunca a esa de las miradas retadoras, porque sólo saldré de noche, a encontrarme con un desconocido que llevará tu figura y tu nombre.
Así te digo déjame existirte en las citas a ciegas, en donde podré ser yo misma la que te piensa… la que aquí te sabe distinta.