martes, 20 de mayo de 2008

Allegra*



Caballero medieval del paradigma en cuestión pregunta su existencia. Su cintura es de una dama victoriana con pelo de cobre y las uñas pintadas, la armadura es de papel y la espada de flamas sagradas. Caballero en accidente, sangra heridas que el viento hace a su piel de cisne, madrugador se ha puesto las mejores plumas rojas, por una cuestión de color de guerra, por un sabor que le den las andanzas ciegas. Cabaretera entonces el caballero es un dilema, ha bailado con piernas de hombre cubiertas, ha enseñado los pechos de sirena. Ya me ha dicho su pesar de los viajes largos que ha tenido con el casco en vela, aquel de acero no muestra la cara abierta, encierra la mirada, caballero placentero de novedad se sienta. Aquí a mi lado me respira un olor a mujer con peludas piernas, me dice que su poesía es una mentira desierta, me dice secretos de una verdad que se llama Allegra. Así será entonces lo que cuente la leyenda plena de una mujer embarazada, pareciera una patada de ahogado que anhela salvación a través de una idealización a medias penas. Mi caballero rendido le pide al ocio matrimonio súbito por estar lejana a aquella, el ocio no responde, se ha enmudado en un lenguaje descontento a la dualidad siniestra. Aticano nacido entre dos porciones me platica en dos lenguas, me seduce la vanidad de poder ser ambos sexos, me decapita la banalidad de mi supuesta dual existencia. Así aquel caballero medieval del paradigma en cuestión pregunta su existencia ante mi duda, fui yo caballero, fui yo la de las piernas abiertas…

No hay comentarios: