jueves, 5 de marzo de 2009

Del Loco...




La hechura del hilo guarda en su urdimbre un vicio. Ese de tendencias tantas que entreteje pasos añejos de unos zapatos que han perdido el tacón en el suicidio. Despiertan las voces al rugido del corcel, llaman en fuegos más ardientes que el fuego y supuran las venas dejando la sangre corroer.

Un sonido inmenso llena mis manos de memoria. Deja lágrimas de hijo muerto, sangre negra hierve el suelo con ataduras que enraman los tres mundos. Un amor sombrío me pinta de puta desangrada, camina por el sendero de las tinieblas simulando mi rostro. El aire en su vaivén devela unos oídos sordos, retuercen la tierra al aventar palabras silenciadas. Mi mente ha vestido sombrero rojo, voraz recorre las raíces firmes dejando las armas al suelo. La cadencia me regresa un suspiro de madre, antes nunca había yo respirado el seno del halito vivo. Se vienen a mis dedos también las garras, instinto bestial regresa la mirada partida en dos mujeres como si fueran colmillos de sable. Mi vientre empuja al cielo un recuerdo de años, una luz marrón que devela en su reflejo las caricias de una vida sagrada. Trato de hacerle sombra a la adicta con la sonrisa instantánea... el reflejo en el espejo sigue soltando desconocidas carcajadas.

Debo ponerme los zapatos de coral y en mares caminar por la inocencia olvidada, rendirme ante los brazos de un abismo dejando que la cintura sostenida caiga ante los remolinos de pies y cabeza. Del exilio portaré lágrimas que entre paredes de hielo han pintado colores cálidos, agua vasta dejará caer el primer fruto maduro, árbol nuevo, renaceré en tus brazos. He descubierto a la serpiente que atraviesa mi garganta cubriendo mi rostro con caretas de vidas pasadas. Ojala y mi vista alcanzará tu mente y soltará cada una de las puntadas que te siguen atando al pasado, pero la vista mía sólo alcanza el anhelo, esperarán espíritus agarrando tu fuerza cuando te dejes caer en mis brazos.

al

caer...

Caminaremos dejando rastros de piel curtiendo las llagas antiguas, piel nueva, seremos lienzo en blanco. Barba sabia y lánguido cuello regirán los días por venir, atrás quedarán las sillas cómodas y las verdades entre tus manos se dejarán salir. Sólo así seremos paraíso esquizofrénico, resonará la línea de entrada y una cortina roja abrirá paso…


Había una vez un mar de locos, hombre y mujer animal, agua vasta, antigua morgue y caminar sin fin.